¿Y si llegar hasta este boletín-tin-tin no fuera casualidad? ¿Y si fuera porque hay algo dentro de ti que sigue haciendo preguntas?
No una pregunta ruidosa, exigente.
Sino algo más sutil. Una inquietud suave. Una curiosidad interna.
Una vocecita que a veces apenas se oye, pero insiste: ¿Y si hay otra forma? ¿Otra forma de sentirme? ¿De cuidarme? ¿De vivir mi cuerpo? Quizá no lo sabías, pero esa voz tiene un nombre: impulso de conocimiento.
Y no es un concepto moderno. Viene de muy lejos.
El conocimiento que no viene de fuera, sino de dentro
Hace 2500 años, Sócrates caminaba por Atenas haciendo preguntas incómodas. No porque fuera sabio, sino porque sabía que la sabiduría no se enseña: se recuerda. Lo llamaban mayéutica: el arte de ayudar a parir ideas. Así que a un taller de TRE® no se viene a 'aprender' cosas nuevas.
Se viene a recordar. Recordar que temblar es tan natural como respirar. Que el autocuidado no es una obligación, sino una relación íntima contigo. Que tu cuerpo lleva años esperando un permiso. Y que ese permiso solo puede dártelo tú.
Tampoco no se viene a “hacer” más.
Vienes a parar. A soltar. A dejar que el cuerpo diga lo que tu mente ya no puede sostener sola. Y cuando eso pasa… no hace falta entenderlo todo. Solo sentirlo.
Porque el temblor es un lenguaje antiguo. Y cuando el cuerpo habla, te cuenta verdades que no caben en palabras. Así que sí. Cada taller es una puerta. Cada temblor, un recordar.
No para convertirte en una versión mejorada de ti, ni esas cosas. Sino para reencontrarte con lo que ya eres. ¿Te animas a cruzar esa puerta? |